Por: Juan Carlos Aguas Ortiz, Ph. D.
(Ciencia, Historia y Sociedad)
El estudio histórico de los sistemas sanitarios permite comprender no solo las condiciones médicas y sanitarias de una época, sino también las estructuras sociales, políticas y económicas que influyen en su configuración. En el caso del Ecuador, la conformación del primer sistema sanitario entre 1908 y 1910 se enmarca en un periodo crucial de transformación nacional y global. Este ensayo analiza cómo la interrelación entre política, economía y salud pública configuró este sistema, en diálogo con la teoría del Sistema Mundo y la economía política de la globalización.
El interés por este tema radica en su capacidad para revelar las dinámicas de poder que atraviesan la salud pública en América Latina, especialmente en contextos de dependencia y subordinación. A través de este análisis, se busca llenar un vacío historiográfico en torno a la salud pública ecuatoriana, cuya interpretación ha sido escasa en la literatura regional y global, particularmente en lo relativo a la influencia de actores internacionales y la inserción del país en patrones sanitarios transnacionales.
El problema central se centra en cómo las fuerzas políticas y económicas, tanto internas como externas, moldearon las políticas sanitarias ecuatorianas y qué significado tiene este proceso en términos de dependencia, soberanía y modernización. Así, la pregunta que guía esta investigación es: ¿Cómo influyeron las interrelaciones entre política, economía y salud pública en la conformación del primer sistema sanitario ecuatoriano durante 1908-1910, y cómo puede interpretarse dicho proceso mediante la teoría del Sistema Mundo y la economía política de la globalización?
El objetivo es demostrar que la formación del sistema sanitario ecuatoriano fue un fenómeno multidimensional, resultado de presiones globales y locales, que refleja las desigualdades estructurales del Sistema Mundo y la economía política de la salud. Por lo tanto, la tesis que se defenderá sostiene que la consolidación del sistema sanitario ecuatoriano entre 1908 y 1910 estuvo determinada por una convergencia estratégica entre intereses políticos y económicos internos con la intervención de actores internacionales, lo que evidencia la subordinación del país dentro de la lógica centro-periferia y la globalización temprana.
En primer lugar, es necesario destacar que el contexto político y económico interno del Ecuador fue fundamental para la adopción del modelo sanitario vigente. Durante el periodo estudiado, el país buscaba modernizar su estructura estatal y consolidar su inserción en la economía mundial basada en la exportación de productos primarios. Este proceso demandaba un sistema sanitario que garantizara la salud pública como un factor de productividad y estabilidad social. A la par, la influencia política de Estados Unidos, en plena expansión hemisférica, se manifestó a través de agencias sanitarias y fundaciones como la Rockefeller, que impulsaron modelos de salud pública basados en la prevención y el control epidemiológico, alineados con sus intereses estratégicos. Este doble juego de fuerzas internas y externas condicionó el diseño y la implementación de políticas sanitarias específicas en Ecuador, evidenciando un fenómeno de adaptación y simultánea imposición.
En segundo lugar, el papel de los actores internacionales fue decisivo para la transnacionalización de la salud pública en Ecuador. La Fundación Rockefeller, junto a agencias sanitarias estadounidenses, se posicionó como un agente clave que promovió no solo técnicas médicas y modelos organizativos, sino también la institucionalización de una forma de gobernanza sanitaria que respondía a la lógica del Sistema Mundo. Estos actores buscaron fortalecer un sistema sanitario que asegurara la fuerza laboral necesaria para las actividades económicas vinculadas al mercado global, pero también extendieron una influencia política que trascendía el ámbito sanitario. Así, la salud pública ecuatoriana se insertó en un patrón replicado en varios países latinoamericanos, donde la dependencia técnica y financiera de las agencias externas limitaba la autonomía local.
No obstante, es posible plantear una crítica que vea en este proceso un avance significativo en la modernización y mejora de las condiciones sanitarias nacionales, desligándolo de los contextos de subordinación. Sin embargo, esta perspectiva minimiza las tensiones y desigualdades inherentes al Sistema Mundo. La evidencia histórica muestra que la adopción del modelo sanitario fue condicionada por las necesidades del capital transnacional y las estructuras de poder global. Además, la lógica centro-periferia descrita por la teoría del Sistema Mundo explica cómo Ecuador, como país periférico, adoptó políticas sanitarias diseñadas y controladas por actores externos para servir intereses ajenos a su soberanía. Esta relación asimétrica limitó la capacidad de construcción de un sistema sanitario verdaderamente autónomo y adaptado a las particularidades nacionales, consolidando así su posición subordinada en la globalización temprana.
A comienzos del siglo XX, la instauración del sistema sanitario ecuatoriano no fue un simple esfuerzo técnico ni una respuesta autónoma a las enfermedades endémicas, sino el resultado de una compleja articulación entre intereses geopolíticos, agendas económicas internacionales y procesos locales de reorganización estatal. Bajo la influencia directa de Estados Unidos, a través de actores como la Fundación Rockefeller y políticas sanitarias hemisféricas, el Ecuador adoptó un modelo de salud pública alineado con la lógica centro-periferia del Sistema Mundo. Este modelo no solo respondía a necesidades sanitarias internas, sino también a la necesidad de integrar al país en los flujos comerciales y extractivos globales, garantizando la fuerza laboral y la estabilidad económica requeridas por el capitalismo de la época. Al analizar este proceso, se evidencia cómo las decisiones sanitarias fueron mediadas por relaciones asimétricas de poder, y cómo la salud se convirtió en un dispositivo clave de gobernabilidad y modernización tutelada. Así, el caso ecuatoriano aporta elementos fundamentales para entender la transnacionalización de los sistemas de salud en América Latina y los límites de su soberanía médica en el contexto de la globalización temprana.
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